El caraqueño desconoce las ordenanzas de convivencia.
Caracas.- "Convertimos a Caracas en una Selva de Cemento", indicó Juan Carlos Churio, comerciante de La Candelaria en relación con el desorden y la anarquía que se vive en las calles de la ciudad. Para Churio en estos últimos 30 años los venezolanos experimentaron un deterioro en sus valores por la falta de un liderazgo que sirva de ejemplo.
Irrespetar las normas de convivencia, cometer infracciones de tránsito, lanzar basura a las calles, no hacer uso del paso peatonal, son algunos de los comportamientos negativos del ciudadano.
El deterioro y la suciedad de las instalaciones del Metro de Caracas son ejemplos claros del retroceso en el comportamiento ciudadano.
Este cambio en los valores no es gratuito. Las dificultades que enfrentan los venezolanos para llevar a cabo actividades cotidianas como la adquisición de alimentos y medicinas, el pago de los servicios, la simple gestión de un documento han convertido al caraqueño en un ser hostil que atropella a sus semejantes. "La gente está cargada con mucha agresividad, te maltrata en la calle, en el Metro te insulta. La pérdida de valores los ha llevado a dejar de lado hasta la vergüenza, porque usan las calles como letrinas", explica Julio César Rondón.
El fortalecimiento de los valores debe empezar con la educación en los hogares y en la escuela. Camilo Castro, vecino de La Candelaria, señaló que "debemos comenzar por respetarnos desde el hogar y en los colegios, al mismo tiempo que el Gobierno debería poner en práctica normas que controlen a las personas".
Otros vecinos creen urgente hacer cumplir las leyes vigentes para mejorar la convivencia ciudadana. El Cabildo Metropolitano de Caracas sancionó en octubre de 2006 una Ordenanza de Convivencia Ciudadana con el objeto de normar el comportamiento cívico y el respeto a la vida, a los derechos y deberes de la gente y su interrelación con los espacios públicos y privados. Igualdad de derechos, libertad, paz, orden público, solidaridad, responsabilidad social, seguridad y respeto, están entre los valores que se exaltan en este documento que al día de hoy es, para muchos letra muerta.
Para el sociólogo Francisco Coello, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), el problema que se registra en Venezuela se explica con la Teoría de las Ventanas Rotas del psicólogo social estadounidense Philip George Zimbardo. Él determinó que en aquellos espacios sociales donde reina el desorden, donde la autoridad no funciona adecuadamente y manda señales de anarquía a la población, se generan conductas disruptivas. "Hay un entorno que propicia ese caos y en el caos se pueden promover conductas inaceptables como comportamientos delictivos. El que debe poner el orden no lo ejecuta y lo que hace es promover el desorden".
Coello destacó la importancia de los mensajes que envían modelos como las maestras, la familia y las autoridades del Estado. "La realidad se construye a raíz del discurso. Si yo uso un discurso violento yo voy a terminar construyendo una realidad violenta", sostiene.
"Los venezolanos tienen una sensación de asfixia, por la acumulación de eventos que se convierten en una cadena de factores que aumentan el nivel de irritabilidad".
Según Coello, hay que aunar esfuerzos para rescatar los valores, involucrándose con grupos afines como sindicatos, gremios profesionales, grupos religiosos, organizaciones no gubernamentales que defienden los derechos humanos. "Está demostrado que para corregir los problemas hay que actuar de manera cooperativa". También es importante que la dirigencia mande señales de orden y que se haga cumplir la ley.
"Un país donde hay capital social es un país en el cual puedes construir", dice Coello.
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