La mayoría de los delincuentes tiene entre 17 y 25 años de edad. Cobran vacuna en 20 establecimientos situados del kilómetro 26 al 42
Son tres jóvenes, que no superan los 25 años de edad y tienen pistolas, los que tienen el control de 20 establecimientos, entre restaurantes y mueblerías, ubicados en la carretera Panamericana entre los kilómetros 26 y 42. A sus propietarios los visitan mensualmente para cobrarles la vacuna. A los que se niegan a pagar los matan o les saquean la mercancía.
Uno de los negocios atacados por este grupo es un local de comida criolla en el kilómetro 35. Su propietario, Alexis González (nombre ficticio para proteger su integridad), les paga desde noviembre. Cuenta que la primera vez que entraron al local se hicieron pasar por clientes. Se sentaron a la mesa, pidieron la carta y se acercaron a la caja. Solicitaron hablar con el dueño. “Cuando me acerqué uno de ellos se subió la franela y mostró su pistola, se acercó y me dijo al oído: ‘Tranquilo, si colaboras con nosotros no te va a pasar nada’. Desde ese entonces debo pagarles una cuota mensual. Ellos religiosamente vienen los días 15 de cada mes. Si me atraso me reclaman y amenazan con secuestrar a mi hija y picarla. No me atrevo a informarle la situación a la policía porque estos tipos son capaces de todo”, relata González.
Un poco más abajo del local de González está un restaurante. Su propietario, a cambio de su vida, estaba harto de pagarles una mensualidad a otros dos hombres residentes del sector Cañaote. El día 26 los delincuentes fueron a buscar el dinero, pero el hombre les dijo de forma contundente que no les iba a pagar un centavo más. Dos días después, la pareja de extorsionadores –identificados como José Mezones Tellería, de 23 años de edad, y Juan Francisco Valderrama, de 20 años–regresó para amedrentarlo, pero no los recibió de la mejor manera. Harto de sus chantajes, el dueño del negoció sacó su pistola y les disparó. Ambos murieron en el sitio.
El delito de extorsión es poco denunciado ante el Cicpc. El miedo a represalias reprime a los comerciantes. Solo se eleva a un promedio de cinco casos por mes.
Este tipo de acción delictiva es apenas un eslabón de la larga cadena de crímenes que se cometen desde el kilómetro 0 hasta el 42 de la Panamericana, donde diariamente circula cerca de 60.000 vehículos, según Tránsito Terrestre.
Prolifera el secuestro exprés. Por esta vía también es común esta modalidad, que deriva en el robo de vehículos.
Se reporta un promedio de cuatro automóviles diarios y cinco motocicletas, de acuerdo con cifras aportadas por cuerpos de seguridad. La mayoría de los delincuentes marca a sus eventuales víctimas en las bombas de gasolina de los primeros kilómetros. Actúan dos que viajan en dos motocicletas. Una vez que el conductor carga de combustible y arranca para incorporarse a la arteria vial, uno de ellos lo sigue y el otro va adelante. Acelera la marcha y cuando está al nivel del piloto intercepta el automóvil. “Lo obliga a orillarse y a entrar a una de las comunidades. Una vez allí toman el control del carro, ruletean a los ocupantes y los abandonan. Por lo general, los dejan a la altura del barrio Guaremal, en el kilómetro 28, y se llevan el carro”, explica un funcionario.
Los asaltos en unidades de transporte público son comunes a la altura del puente de Coche. Un chofer de la línea Caracas-Los Teques denunció que la mayoría de las veces se montan tres hombres como pasajeros y cuando la unidad, en dirección a Los Teques, se desplaza por La Rinconada se levantan de sus asientos y dicen: “Esto es un asalto. Entreguen celulares y carteras ya”. No hay autoridad que los frene, pese a que hay patrullas de la PNB en los kilómetros iniciales.
Organizaciones de poder
En lo que va de 2017 se han registrado cinco homicidios en la carretera. La mayoría de las muertes violentas se originaron en dirección a Las Tejerías, donde residen jóvenes de entre 17 y 25 años que arman grupos delictivos provenientes de los sectores Los Amarillos, El Limón y Cañaote. Tienen sus territorios demarcados y cuando alguna organización rival se atreve a delinquir en otro sector, hay enfrentamientos. Hay delincuentes que escogen las cunetas para abandonar cadáveres. En los kilómetros iniciales operan tres bandas: Los Panamericanos, “el Cara e’ Latigo” y remanente de la banda del “Lucifer”, que roba no solo en las unidades de transporte público, sino también en los vehículos particulares. “Simulan que están accidentados, colocan conos de seguridad y cuando se detienen para ayudar, los atacan”, relata un agente del Cicpc.
http://www.el-nacional.com/noticias/sucesos/extorsion-secuestro-expres-sin-freno-panamericana_96097
