Miembros de la organización criminal conocida como Familia del Norte (FDN), que opera en la Amazonia brasileña, atacaron a integrantes del poderoso grupo Comando de la Capital (PCC) de Sao Paulo, que tiene presencia en todo el país.
DPA
Río de Janeiro/Manaos, Brasil.- Al menos 60 personas murieron por un sangriento enfrentamiento entre grupos criminales en una cárcel de Manaos, en la Amazonía brasileña, según confirmaron este lunes las autoridades.
La masacre se debió a una reyerta que empezó en la tarde del domingo y duró unas 17 horas, dijo el secretario de Seguridad Pública del estado de Amazonas, Sérgio Fontes, en una conferencia de prensa, destacó DPA.
La revuelta en el Complejo Penitenciário Anisio Jobim, ubicado en una zona rural de Manaos, pudo ser controlada alrededor de las nueve de la mañana de hoy, agregó el funcionario. Unos 89 presos consiguieron huir del penal, según el canal de noticias Globo News.
Fontes habló de sangrientas batallas entre los presos, según lo citó la estatal Agencia Brasil. Varios agentes de la compañía de seguridad Umanizzare y unos 74 presos fueron retenidos temporalmente como rehenes. Muchos de los reclusos fueron asesinados después. Los amotinados tiraron a la calle seis cuerpos decapitados por encima de los muros del presidio, indicó Fontes.
Las autoridades reportaron por la mañana la liberación de una decena de agentes de seguridad. Decenas de familiares se agolparon desde la mañana delante de la cárcel en Manaos para informarse sobre sus parientes encarcelados.
Las primeras informaciones apuntaban a que miembros de la organización criminal conocida como Familia del Norte (FDN), que opera en esa región amazónica, atacaron a integrantes del poderoso grupo Comando de la Capital (PCC) de Sao Paulo, que tiene presencia en todo el país.
"Lo que querían era eliminar a miembros de la facción rival", dijo Fontes a la emisora Radio Tiradentes. Las disputas, según el funcionario, estaban relacionadas con el tráfico de drogas.
Los enfrentamientos empezaron en el horario de visitas, cuando muchos parientes y amigos de los reclusos los visitaban por Año Nuevo. Entre las víctimas estaba también un ex policía militar condenado en un sonado caso de asesinatos encargados por un ex diputado.
Fontes detalló que la Policía había evitado inicialmente entrar en la prisión porque consideraba que las consecuencias serían "imprevisibles".
Las autoridades pusieron fin a la revuelta "con una negociación y con respeto a los derechos humanos", aseguró Fontes. El funcionario también reclamó al Gobierno central apoyo para lidiar con la crisis penitenciaria, ya que el estado de Amazonas no puede afrontarla solo.
La masacre no es la primera que ocurre en una cárcel de Brasil. El gigante suramericano es criticado desde hace tiempo por las condiciones de hacinamiento y descontrol interno en sus prisiones. Se estima que sobre todo el PCC controla ampliamente muchos de los presidios brasileños.
En octubre hubo ya 18 muertos por dos motines ocurridas en distintas regiones del país. Las sangrientas revueltas ocurridas en cárceles de Roraima, en el norte del país, y Rondonia, en la frontera con Bolivia en el oeste, también estuvieron relacionadas con guerras entre facciones criminales dentro de las prisiones.
Los enfrentamientos se saldaron entonces con personas calcinadas o asfixiadas debido a fuegos prendidos en las celdas, o decapitadas.
Centenares de reclusos se fugaron además en los últimos meses de presidios en todo el país. En los últimos tiempos también aumentaron los reportes sobre enfrentamientos, a menudo trasladados a las cárceles, entre el PCC y el llamando Comando Vermelho (Comando Rojo), de Río de Janeiro, para hacerse con el control del narcotráfico en la ciudad carioca.
Brasil tiene la cuarta mayor población carcelaria del mundo, sólo por detrás de Estados Unidos, China y Rusia. A finales de 2014, la población carcelaria del país más grande de América Latina ascendía a los más de 622.000 presos.
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