Las cifras lo confirman: el colapso de la industria automotriz es inevitable. De la “reactivación”, prometida por Nicolás Maduro y el ex Vicepresidente del Área Económica, Miguel Pérez Abad, en marzo de este año, no hay ni rastro. Por el contrario, 2016 será el peor año del sector desde su origen hace casi seis décadas.
Entre enero y septiembre de este año apenas se ensamblaron en el país 2.295 vehículos, de acuerdo a la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez). La cifra representa un 84,54% menos que los 14.848 autos armados en el mismo período de 2015.
Del boletín mensual de Cavenez se puede proyectar un rendimiento apenas superior a los 3.000 carros al cierre del 2016, resultado que será el más bajo desde 1962, año en que comenzó el ensamblaje de carros en el país y se armaron 10.000 unidades.
Los datos permiten concluir que la “dolarización” de la industria, iniciada con Ford el año pasado y continuada con Toyota este año, apenas ha permitido reiniciar la producción en esas automotrices, pero está lejos de ser una solución sostenible para el sector.
Ford y Toyota concentran casi toda la producción. De los 2.295 carros ensamblados en los primeros nueve meses del año, 1.994 corresponden a la filial norteamericana, mientras que otros 200 han sido aportados por Toyota, que reanudó su producción e inició la venta en dólares hace dos meses.
Se trata de cifras marginales para ambas empresas y para el sector. Además de estar muy por detrás de la capacidad instalada, también se alejan de las estimaciones que se hicieron el año pasado cuando el Ejecutivo nacional autorizó a Ford la venta en dólares como fórmula alternativa para obtener divisas y financiar la importación del material de ensamblaje.
proyecciones apuntaban a que en 2016 podrían comercializarse entre 30.000 y 40.000, entre los ensamblados por las siete plantas privadas y las importaciones por “caminos verdes” que están realizando particulares. Sin embargo, las cifras están muy lejos de esos cálculos.
Aunque en el sector se sigue insistiendo que la “dolarización” es la única oportunidad ante la sequía de divisas, los resultados de Cavenez revelan que ni FCA de Venezuela (antigua Chrysler), ni General Motors (Chevrolet), ni MMC Automotriz (Mitsubishi y Fuso) - comprada a finales del año pasado por el Grupo Yammine a la japonesa Sojitz Group - han ensamblado un solo carro en el 2016.
dentro de la industria apuntan a que sólo FCA iniciará en breve un producción mínima con un remanente de material de ensamblaje y se desconoce si esas tres plantas tienen todo listo para funcionar bajo el esquema de la “dolarización”.
En el Gobierno nacional ningún vocero ha asumido la responsabilidad del plan que permite a las ensambladoras y concesionarios vender los carros en dólares. Sólo en marzo de este año, justo doce meses después de que el Gobierno firmara con Ford el convenio que autorizaba la venta en dólares, Maduro argumentó que “la industria automotriz debe transformar sus fuentes de acceso a la divisa convertible, al dólar, y debe generar un nuevo círculo virtuoso para acceder a los dólares que la propia industria genere”.
Hoy las cifras muestran que la “dolarización” está lejos de salvar al que hasta hace pocos años era uno de los sectores industriales más importantes del país.
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