“Despedirse jamás, volveremos”, gritaron los manifestantes, que agitaban banderas rojas del Partido de los Trabajadores (PT)


ÚN.-  La ex presidenta Dilma Rousseff abandonó ayer Brasilia, donde residió desde 2003, y partió hacia la ciudad de Porto Alegre (sur), donde volverá a vivir tras haber sido destituida por el Senado.

Rousseff salió del Palacio de la Alvorada, la residencia oficial, aclamada por cientos de partidarios que se reunieron a las puertas de la mansión para esperar su partida.

La ex presidenta ordenó que su vehículo se detuviera, se acercó sonriente a saludar a algunas de las personas, les agradeció su “solidaridad” y partió hacia el aeropuerto.

“Despedirse jamás, volveremos”, gritaron los manifestantes, que agitaban banderas rojas del Partido de los Trabajadores (PT) y también coreaban “no al golpe” y “fuera (Michel) Temer”, por su antiguo vicepresidente y ahora gobernante efectivo de Brasil.

En tanto, El canciller de Ecuador, Guillaume Long, afirmó que con la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, sus opositores lograron “lo que no fueron capaces de hacer por medio de las urnas: poner fin a 13 años de gobierno democrático y popular’’.

“Se irrespetó la voluntad de los 54 millones de votantes que la eligieron”, dijo el canciller.

Paro. Más de medio millón de trabajadores bancarios iniciaron ayer una huelga por tiempo indeterminado en reclamo de mejoras salariales.
La medida tiene alcance nacional y afectará la atención al público tanto en entidades privadas como estatales.


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