Corrupción y falta de liderazgo golpean al socialismo latinoamericano.
LUIS MENDOZA
En los últimos meses la izquierda latinoamericana ha sufrido varios fracasos que parecen presagiar el final de un ciclo que comenzó con la llegada de Hugo Chávez a la presidencia venezolana en febrero de 1999, bajo el patrocinio de la revolución cubana comandada por Fidel Castro.
Tanto la derrota del kirchnerismo en Argentina; las constantes protestas ciudadanas que exigen prisión para la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, y su predecesor Luis Inácio Lula Da Silva; como la propia derrota del oficialismo venezolano en la Asamblea Nacional (AN) el pasado 6 de diciembre, lucen como claros indicios de que el llamado “socialismo del siglo XXI” tocó techo y se acerca a un inminente final. Esto tomando en cuenta de que estos tres países fueron los precursores de dicha corriente a principio de milenio.
La corrupción, la clara falta de una nueva generación de líderes y el distanciamiento de sus proposiciones iniciales, además de otros factores externos dentro de la propia región, han sido claves en las profundas crisis políticas y económicas.
Además, se puede añadir la derrota de Evo Morales en el referendo sobre su reelección indefinida en Bolivia. Pero a pesar de que los resultados no le fueron favorables en su momento, el presidente boliviano continúa gozando de una gran aceptación en su país, por lo que su fracaso electoral puede leerse como que su pueblo solo rechazó la idea de prolongarlo indefinidamente en el poder sin necesariamente repudiar su propuesta socialista.
La corrupción, la clara falta de una nueva generación de líderes y el distanciamiento de sus proposiciones iniciales, además de otros factores externos dentro de la propia región, han sido claves en las profundas crisis políticas y económicas que se viven tanto en Argentina, Brasil y Venezuela, que han servido de pilares para el constante deterioro que ha venido sufriendo la izquierda suramericana.
A nivel regional, “nos encontramos en una suerte de reedición de la década de los 80, la llamada década perdida, marcada por una enorme caída de los precios de las materias primas como el petróleo”, sin embargo “tras casi una década de precios elevados, estos gobiernos gastaron sus fondos y se endeudaron sin ahorro alguno”, resalta el doctor en historia y miembro del Centro de Estudios de América de la Universidad Central de Venezuela (UCV) Nahem Reyes.
En este particular, Reyes distingue el caso de Venezuela como “el peor”, mientras que Brasil se diferenció de su país vecino por sí prever un importante ahorro que le ha salvado de no caer en crisis financiera, al tiempo que la chequera venezolana sufre una contracción en su chequera como consecuencia de lo mencionado anteriormente.
“Esta izquierda inicialmente pierde fuerza cuando la experiencia venezolana comenzó a desplomarse ante la nariz de todos", afirma el historiador Nahem Reyes.
A todo ello, el historiador suma la desaparición física del expresidente Chávez que dejó un notable vacío de liderazgo en la izquierda suramericana.
“Seguid el ejemplo…”
A juicio del especialista, las fallas de la “Revolución Bolivariana” tuvieron mucha influencia en el deterioramiento de la corriente socialista en Suramérica.
“Esta izquierda inicialmente pierde fuerza cuando la experiencia venezolana comenzó a desplomarse ante la nariz de todos. El modelo venezolano liderado por Chávez, aún con los precios del crudo gravitando los US$ 100 por barril, daba claros signos de contracción económica en Venezuela. Alta inflación (40 puntos porcentuales por año), escasez o intermitencia en la distribución de productos de consumo masivo o básicos”, subraya Reyes.
Según el historiador, esto llegó a su máximo punto en el año 2013 con una Venezuela ya altamente limitada por dos grandes razones: “la vertiginosa caída de los precios del crudo en los mercados internacionales juntamente con la muerte del exmandatario criollo y el proceso de negociaciones” entre los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y Cuba, Raúl Castro, que terminó con la reapertura de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana.
Cuando los Gobiernos dejaron de permanecer a la izquierda la gente comenzó “a resistirse a la posibilidad de darle la razón a un gobierno porque sí, porque la población latinoamericana se inclina mucho a la izquierda pero no es alcagueta de nadie”, afirma el politólogo Nicmer Evans.
Propuestas transgiversadas
Para el politólogo venezolano Nicmer Evans, la causa de la caída de la ideología de izquierda en la región puede deberse simplemente a que “han hecho malos Gobiernos” porque han “transgiversados (sic) los valores fundamentales de sus propuesta”.
No obstante, el experto pide sacar de ese grupo a los casos del presidente boliviano y a su homólogo ecuatoriano, Rafael Correa. “El caso de Evo es muy particular. La aprobación de su gestión es de 70%, pero la gente decidió votar por que él no se reeligiera. Es decir, hubo una valoración negativa de una propuesta, lo que no quiere decir que sea así con su gestión, ni tampoco de la propuesta del socialismo”, destaca al tiempo que agrega que “en Ecuador la cosa sigue siendo favorable inclusive en cuanto a la convocatoria de un referendo a ver si apoyan la posibilidad de la reelección de Correa”.
Sin embargo, Evans sostiene que en los casos de Argentina y Brasil hubo un distanciamiento de “la izquierda”. “En el caso de Cristina, evidentemente su gestión se alejó mucho de la de su propio esposo y agarró un camino distinto”, afirma. Mientras que, agrega, en Brasil cuando los Gobiernos dejaron de permanecer a su ideología principal la gente comenzó “a resistirse a la posibilidad de darle la razón a un gobierno porque sí, porque la población latinoamericana se inclina mucho a la izquierda pero no es alcagueta de nadie”.
Un ciclo sin fin
Independientemente de que la izquierda latinoamericana esté en sus peores momentos desde que se instaurará en la región a principios de milenio, aún se puede levantar de las caídas que ha sufrido.
“Esta es una tendencia cíclica de los procesos en todas partes del mundo. Por momentos se alternan la derecha con la izquierda y viceversa, es un proceso que parece de larga data porque uno ofrece mejor distribución y el otro mejor producción".
De hecho, pese a que en los países que iniciaron esta tendencia en Suramérica como Venezuela, Argentina y Brasil se están viendo con mayor fuerza el declive de la izquierda, en caso como Ecuador, Bolivia, Chile y Uruguay la cosa sigue siendo favorable a esta ideología.
“Para la izquierda responsable y no radical, las crisis que observamos en Venezuela y Brasil, como las derrotas electorales en Paraguay y Argentina, no se traducen en una derrota definitiva. Toda esta reciente experiencia le permitirá preparase internamente y desarrollar una verdadera propuesta programática nacional que apunte definitivamente a una profunda, necesaria y desgraciadamente retardada transformación de las estructuras macroeconómicas, política institucional, e incluso sociocultural, expresadas mediante praxis realmente democráticas, cargadas de un renovado contenido a tono con los tiempos actuales”, resalta el historiador.
Por su lado, el politólogo venezolano Nicmer Evans, apunta que el hecho de que esta tendencia se pudo recuperar de la caída del muro de Berlín es una muestra de que puede levantarse de estas derrotas.
El experto destaca que “esta es una tendencia cíclica de los procesos en todas partes del mundo. Por momentos se alternan la derecha con la izquierda y viceversa, es un proceso que parece de larga data porque uno ofrece mejor distribución y el otro mejor producción, es el dilema de la concepción de los modelos. En todo caso lo interesante será aspirar a que surjan pensamientos más valiosos que rompan un poco los paradigmas de la alternabilidad entre la izquierda y la derecha y que realmente ofrezcan algo mejor al mundo que lo está pidiendo a gritos”.
http://www.eluniversal.com/noticias/internacional/izquierda-america-latina-vive-peor-momento_307593
