En octubre de este año el récord de refugiados prendió alarmas
ÚN | Tania Villegas.- El sueño del niño Aylán y su familia era sobrevivir a un genocidio que, así como arrojó su frágil cuerpo a las orillas del mar turco, ha arrastrado a cientos de miles de migrantes a buscar sobrevivir en otros lares.
Contó su padre, único sobreviviente de los kurdi que se embarcaron en la travesía de navegar a la isla griega de Kos, que otro destino sería si Canadá hubiera aceptado una solicitud de asilo en proceso. Ellos eran privilegiados al contar desde hace 20 años con familiares en ese país, porque si un sirio quiere escapar de la guerra no puede ir al país vecino, ya que estos también están sumergidos en este drama.
Es así que debe subir a un barco, un tren o una balsa para llegar a una zona segura. Sus escasos ahorros apenas le alcanzaron para navegar el sueño de escapar a los ataques. Pero, al igual que tantas víctimas de la guerra y el hambre propiciada por Occidente, sus esperanzas tratan de sortear las olas del mar de la indiferencia, invisibilizados, huérfanos de derechos humanos y desnudos frente a las mismas estructuras de poder fáctico que han propiciado esta situación.
La realidad migratoria constituye un drama para pueblos enteros. En la actualidad, unos 19 millones de personas huyen de los bombardeos en los países árabes y de la pobreza que el modelo neoliberal continúa sembrando en el planeta. Buscan llegar a territorios prósperos, que les ofrezcan mínima dignidad y calidad de vida. Europa es la región más cotizada pero, a decir verdad, cualquier guarida sirve para no sucumbir a la devastadora ambición de Occidente por controlar las riquezas energéticas y hacerse de una plataforma de poder cada vez más amenazante para la humanidad.
Las rutas. Siria, Afganistán Irak y Somalia encabezan la lista de poblaciones que más optan por migrar hacia otros destinos.
Irrumpen en Europa a través de Grecia utilizando las islas griegas del mar Egeo, cerca de las costas de Turquía, destino original del pequeño Aylán y su familia. Italia y España son paradas que anteceden la cotizada Alemania, que por su estabilidad económica es preferida por los migrantes. La primera -Italia- se ha convertido en puerta de entrada para refugiados eritreos (unos 36.000) y de otros países africanos.
Criminalizar la solución. El drama migratorio actual es superior al de la Segunda Guerra Mundial.
Las grandes potencias se debaten entre el dilema de evitar que sus políticas se reviertan en gastos presupuestarios de apoyo a las víctimas o a la posibilidad de dar rendimiento financiero a la inevitable realidad migratoria.
Severas sanciones, castigo, controles fronterizos y ocupaciones militares, son fantasmas que disparan la mal llamada crisis humanitaria, cuya solución es debatida en escenarios como la Unión Europea y las Naciones Unidas.
“Es un peligro”, a juicio del embajador de Siria en Venezuela, quien cuestiona el rol que ejerce Estados Unidos sobre estos organismos. “Su política exterior y militar está alineada con Occidente. Ellos apoyan a Arabia Saudita y Qatar e incentivan la ola de refugiados”, sentencia.
Peor el remedio. Muchos ponen en duda las intenciones de los organismos multilaterales para hallar soluciones. El propio Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raad Al Hussein, reconoció el irrespeto de los países ante la problemática: “Esta crisis muestra los desastres que pueden ocurrir cuando los Ddhh se descuidan, ignoran o minimizan”, puntualizó.
Decisiones recientes como la del Consejo de Seguridad de la ONU, que aprobó operaciones navales para frenar el flujo de refugiados y migrantes, y autorizó destruir las embarcaciones, son condenadas por la opinión pública internacional.
El diputado venezolano de origen sirio Adel El Zabayar, dice que se impone el pragmatismo y el colonialismo en la UE y la ONU, hechos a la medida de potencias como Francia, Inglaterra, Gran Bretaña e Italia.
“Su rol ha sido silenciar la problemática del hambre, la pobreza y fundamentalmente la guerra”, explicó.
¿Inmigrantes o refugiados?. Ser inmigrante o refugiado es más que un juego lingüístico.
Los refugiados huyen de los conflictos armados o persecuciones. No pueden ser enviados de regreso, ya que gozan del beneficio de “no devolución” establecido en la Convención de 1951 de las Naciones Unidas.
El término “migrantes” alude a quienes se desplazan buscando mejorar su condición de vida. Como ejemplo, la crisis económica en Europa exhibe cifras alarmantes de desplazados por esta causa.
La internacionalista Carmen Montes, en su investigación sobre las migraciones como un derecho humano, explica que hasta que se les concede el estatus de refugiados, los migrantes por razones de guerra son solicitantes de asilo, aunque el Estado no tiene el deber legal de garantizarlo.
Sin embargo, la Declaración Universal de Ddhh reconoce el principio de “libertad de movimiento” y establece que los Estados no pueden detener o expulsar extranjeros a su voluntad.
El costo que nadie asume. Los aliados de Occidente han propuesto soluciones que vulneran la normativa legal dejando ver su temor financiero al calificar de “inmigrantes económicos” a quienes buscan mejores condiciones de vida.
Esta pareciera ser la política de Alemania, según las declaraciones de su canciller Angela Merkel: “los inmigrantes que lleguen a la Unión Europea por razones económicas (...), se tienen que ir”.
Esta clasificación le cierra el paso a miles de migrantes e ignora la Convención de Dublín (1990) que señala que estos pueden pedir asilo en el país por el cual entran.
El internacionalista Manuel Montañez señala que “el fascismo teme que los extranjeros le quiten el trabajo a los nacionales”.
De hecho, en octubre pasado, la UE analizó la posible expulsión de 400 mil refugiados considerados inmigrantes económicos, según reseña Telesur.
Por otra parte, Alemania duplicó este año su presupuesto para refugiados a 1.000 millones de euros. No obstante impuso la repartición por cuotas, en conjunto con Francia y España, de unos 120 mil refugiados en dos años, insuficientes para acoger a los 700 mil que según Acnur se desplazaron en 2015 huyendo de la guerra.
La guerra, primera causa. Los bombardeos de Occidente en Siria e Irak continúan siendo la primera causa del desplazamiento hacia Europa según la Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas (Acnur).
“EEUU aúpa a grupos terroristas mercenarios en términos de su pensamiento político y religioso” y los llaman rebeldes y luchadores por la democracia, afirma Montañez.
La Organización Internacional para las Migraciones, instancia intergubernamental que integran 151 países y 76 ONG del mundo, destaca las crecientes migraciones en ese continente producto de la pobreza -35.000- en lo que va de año.
Récord en octubre. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados publicó cifras que indican que en octubre se rompió el récord con 218.000 inmigrantes y refugiados desplazados. Esto representa 81% de lo registrado en todo el año pasado, según declaró Adrian Edwars, portavoz del organismo. Grecia e Italia son los países más afectados; al primero llegaron este año 502.500 personas.
Melissa Fleming, portavoz de Acnur y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), declaró que hay un gran temor por las consecuencias de los controles en las fronteras y las condiciones climáticas que están agudizando el problema humanitario.
Multinacionales detrás de las mafias. Corrupción, persecuciones, mercenarios y una gran mafia de patrullaje son la guinda de esta problemática que ha dejado más de 3 mil 103 “accidentes” en botes piratas y camiones ilegales, según la OIM. Acnur denunció abusos sexuales a mujeres y niños que viajan sin adultos.
Por otra parte, en 2015 unos 500 incidentes xenófobos se han reportado en Alemania y en Francia; al menos 3 mil personas están en campamentos constituidos para “albergar” a los migrantes, aunque se ha denunciado su constitución previa a la guerra. Otra problemática agrava la situación de derechos humanos, como la política de muros y vallas en las fronteras en Alemania, Hungría y Marruecos.
Al respecto, durante su participación en la Asamblea General de la ONU, el embajador de Venezuela, Rafael Ramírez, condenó la “política de muros” que invisibiliza los Ddhh de los pueblos del mundo que hoy se movilizan por miedo y forzados a sobrevivir.
Una tragedia sin padres. “Si no se pone un ‘parao’ a las guerras promovidas por EEUU y la Otan, no hay solución posible”, sentencia el diputado de origen sirio Adel El Zabayar, quien rechaza que ningún país quiera hacerse responsable del problema migratorio. Coincide con el internacionalista Manuel Montañez en que si en los foros se evade la discusión sobre la guerra , será imposible el goce de Ddhh de los pueblos afectados.
En este sentido, señala que “mientras desde la ONU y la UE se pretenda buscar soluciones sin abordar el tema de la guerra, deliberadamente patrocinada por EEUU para recomponer la geopolítica mundial en un nuevo reparto neocolonial, no habrá solución a la crisis humanitaria”.
http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/actualidad/investigacion/investigacion---guerras-han-causado-las-crisis-de-.aspx
